Dotamos a las bicicletas de los niños con tecnología especial que convertía su pedaleo en energía eléctrica. Cada giro de las ruedas era una contribución directa a la generación de energía para proyectar las películas del festival. Los niños pedalearon con entusiasmo, no solo para disfrutar de una emocionante película, sino también para aprender sobre la importancia de la energía sostenible y cómo sus acciones podían marcar la diferencia.

Fue una experiencia que unió diversión y conciencia ambiental de una manera única. Los niños se convirtieron en los verdaderos protagonistas, no solo de las películas, sino también de la energía verde que las hizo posibles.

No solo iluminó la pantalla, sino también los corazones de todos los participantes, al recordarnos que cada pequeño gesto puede contribuir a un mundo más sostenible. Celebramos la creatividad de los niños y su capacidad para crear un cambio positivo.